Page 533 - Kraken - China Mieville
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—Explícate.
—¿Quiénes son?
—Hay de todo —dijo Dane—. Hay gente por
ahí que prefiere ser herramienta que persona. El
Tatuaje puede darles lo que quieren.
El Tatuaje. Uno no diría «encantador», ese no
alcanzaba a ser el adjetivo, pero algo, tenía algo. Si
te odiabas profundamente a ti mismo, pero estabas
salpicado de un ego lo suficientemente grande
como para necesitar diluir tu transición hacia la
muerte, ansioso por hallar silencio y mutismo, si tu
envidia por el objeto era intensa, pero la angustia
no la había alterado, podías sucumbir a la brutal
seducción del Tatuaje. «Yo te daré un uso.
¿Quieres ser un martillo? ¿Un teléfono? ¿Una
lámpara que ponga en evidencia las memeces
secretas de la magia? ¿Un tocadiscos? Entra en ese
taller, colega».
Hay que ser un psicólogo de primera para
aterrorizar, engatusar, tener un control semejante,
y el Tatuaje olía a los necesitados y a los
posnecesitados que se habían rendido. Así era
como lo hacía. Nunca se limitaba a ser un matón a
secas. Los matones a secas nunca pasaban de un
punto determinado. Los mejores matones eran
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