Page 605 - Kraken - China Mieville
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trescientos codos de longitud, viajando por el
nuevo mundo de la promesa de Dios. Cultivó las
praderas de algas. Pero los elegidos para el paraíso
acuático habían fracasado, y Dios, colérico, retiró
las aguas. Ese paisaje de castigo era donde
vivíamos, exiliados del océano.
La Comunión del Santo Diluvio rogaba por la
restauración de la lluvia. Marge leyó acerca de sus
utopías, no hundidas en la perdición, sino en la
recompensa: Kitezh, Atlántida, Tyno Helig.
Honraban a sus profetas: Kroehl y Monturiol,
Athanasius, Ricou Browning y el padre de John
Cage. Citaban a Ballard y a Garrett Serviss. Daban
gracias por el tsunami y celebraban la fundición
del satánico hielo polar que, irónicamente,
contenía agua en forma de mármol inmóvil. Para
ellos era un mandamiento sagrado volar lo más
lejos y con la mayor frecuencia posible, para
maximizar las emisiones de carbono. Y apostaban
a agentes sacros allá donde algún día pudieran
contribuir a acelerar la inundación.
De modo que esta pequeña célula trabajaba en
la que sería, aparentemente, la industria más
blasfema de la defensa del diluvio. Estaban
esperando el momento propicio. Bloqueando
pequeñas crecidas irrisorias y aguardando a que
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