Page 626 - Kraken - China Mieville
P. 626
relucientes en el adoquinado. El nazismo,
insistían, era exceso, no un comedimiento
mojigato, no ese escudete del superego que habían
escogido los burócratas.
Su símbolo era la estrella del caos de ocho
puntas, modificada de forma que haría ahogarse
en lágrimas al mismísimo Moorcock, con los
brazos diagonales doblados, una esvástica que
señalaba en todas direcciones. ¿Qué es la «Ley»,
decían, qué es la némesis del caos sino la tora?
¿Qué es la Ley sino Ley judía, que es el carácter
judío propiamente dicho, y por lo tanto, qué es el
caos sino la renuncia a ese sucio código
torabolchevista? ¿Qué era lo mejor de la
humanidad sino la voluntad y la ira y la
indulgencia, haced de vuestra propia voluntad la
autopoyesis del Übermensch? Y así, hasta la
saciedad.
Eran unos provocadores, por supuesto, y un
hatajo de lo más ridículo, pero destacaban entre los
malvados por actos ocasionales de increíble y
artística crueldad, restaurando el auténtico
espíritu de sus profetas. Sin duda la Solución Final
era eficaz, insistían, pero era desalmada. «El
problema de Auschwitz», insistían los chistosos
intelectuales del asesinato con tortura, «¡es que era
625

