Page 716 - Kraken - China Mieville
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quien  había  estado  allí  metido  y  había  vuelto  a


             salir, y esa era la auténtica fe. Alguien podía haber



             albergado la esperanza de que aquello era el fin, de


             que  la  reunión  entre  el  adorador  y  el  adorado


             bastaba para curar la quemadura. Que quizá los


             londromantes, tras haber fracasado en su intento


             por  deshacer  lo  irreversible,  ofreciéndose  a  sí


             mismos  como  rescatadores,  comprendiendo


             finalmente que el propósito de Billy y Dane no era



             prenderle  fuego  con  sus  propias  manos,


             entregando  el  control  del  varado  dios  de  las


             profundidades a su devoto y a algo parecido a una


             especie de profeta, podían haber evitado lo peor.


             Aún así.




                    —Nada  ha  cambiado  —dijo  Billy.  Estaba


             seguro, no hacía falta ser, como lo era él, el falso


             favorito de un ángel para sentirlo. Londres seguía


             equivocado. Se oía la tensión sin fin en la ciudad,


             la continuación no de las luchas, sino de una clase


             de lucha en particular, el terror que lo impregnaba



             todo.




                    Aún todo iba a arder.



                    Saira se sentó, derrotada. Sopesó con ansiedad



             un  puñado  de  ladrillos  y  argamasa,  una  herida


             arrancada de un muro. Lo amasó. En sus manos y




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