Page 722 - Kraken - China Mieville
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susurraban  con  voces  racheadas  tan  silenciosas


             como  un  aliento:  «¡Mirad  humanos,  nosotros  no



             soplamos!».



                    Había  esquiroles  y  simpatizantes.  Wati  se



             enteró de todos los rumores, que lo tenían en el


             punto de mira (eso ya venía de lejos) y que había


             gente  que  había  estado  buscando  por  todo  el


             mundo, literalmente, «fuera de Londres», alguna


             influencia contra él.




                    La  situación  no  era  boyante.  La  acuciante


             presión  económica  llevó  a  muchos  a  retomar  el


             trabajo,  cariacontecidos,  almacontecidos  cuando



             sus  rostros  se  mostraban  hieráticos  e  inmóviles,


             ondacontecidos cuando se trataba de vibraciones


             de éter. Apresurándose a través de un sendero de


             estatuas por toda la ciudad, Wati solo alcanzaba a


             ser testigo de las consecuencias. Los hechizos de la


             policía  espectral  en  la  sombra,  antiguos  cargos


             forzados  a  asumir  usos  innovadores,  fueron


             clausurando  un  piquete  tras  otro.  Músculo


             contratado en varias dimensiones.




                    —¿Qué ha pasado? —gritó Wati al emerger en


             el rostro de un león hecho de mortero, al ver un



             piquete reventado, con sus miembros disgregados


             o  asesinados,  dos  o  tres  de  ellos  aún  presentes,




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