Page 73 - Kraken - China Mieville
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Procedía (o así le pareció a él, se dijo,
corrigiéndose) de una puerta de acceso prohibido
a los visitantes, que conducía escaleras abajo, hasta
una zona de almacenaje y corredores subterráneos.
Lo escuchó a conciencia, con la muchedumbre a su
espalda. No oyó nada. Introdujo la clave de acceso
y descendió.
Billy fue avanzando por pasillos subterráneos
sin ventanas. Se dijo que no creía estar oyendo algo
real. Que, fuera lo que fuera aquel indicio que
andaba buscando, le venía de dentro. Así que,
venga, se dijo a sí mismo, échame una mano. ¿Qué es
lo que estoy buscando? ¿Qué me estás (qué me estoy)
contando?
Los guardias y los conservadores levantaban la
mano a su paso, saludándolo brevemente. Las
salas y los pasillos estaban forrados con estanterías
industriales, donde había cajas de cartón
etiquetadas con rotulador, vitrinas vacías o
repletas de especímenes sobrantes, papeles,
muebles innecesarios. Debajo de los conductos de
la calefacción, junto a unas paredes y columnas
altas de ladrillo, Billy volvió a oír el ruido. A la
vuelta de la esquina. Lo siguió como si el camino
estuviera marcado con miguitas de pan.
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