Page 927 - Kraken - China Mieville
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Este lo hacía mediante goteos, mediante el roce de


             las  basuras  arrastradas  por  las  ráfagas  de  brisa,



             mediante  las  exaltaciones  del  hormigón.  Metido


             de  lleno  en  el  tiempo muerto,  por  fin hubo  otro


             aliento,  un  aliento  ínfimo.  Provenía  del  muñeco


             kewpie que colgaba por encima del salpicadero de


             Marge. Bajó el volumen de su iPod.




                    —Paul —dijo la figurilla, con una voz menuda


             de hombre—. Y tú debes de ser Marge.




                    —Wati —dijo Paul—. Marge, este es Wati.




                    Hablaba cautelosamente. Llevaba mucho rato


             sin decir nada. Marge no habló. Miró al muñeco y


             esperó.




                    —¿Dónde están todos los demás? —dijo Paul.




                    —¿Qué  ofreces?  —dijo  el  muñeco—.  ¿Qué


             ocurre? ¿Vas a volver?




                    —Espera  —dijo  Marge.  A  la  figurita—.


             ¿Estás…? ¿Estás con Billy? ¿Dónde está?




                    —Billy no puede venir —dijo—. Hay algún que


             otro problemilla de por medio.




                    Qué risa más triste la suya.




                    —Te  manda  saludos,  por  cierto.  Está  muy


             preocupado por ti. No esperaba recibir noticias de


                                                                                                          926
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