Page 929 - Kraken - China Mieville
P. 929
mano: no está en ninguna parte, no es nada.
—¿Adónde vamos ahora?
—Yo no me voy a ninguna parte, Wati, pero tú
deberías —dijo Paul con apremio—. Deberías irte.
Ve a buscar a Billy y a Dane y a los londromantes.
—Estoy aquí para escucharte —dijo Wati.
Solo en ese instante, oyendo aquella extraña
conversación por encima del horrible balbuceo de
la música en sus oídos, Marge sintió de pronto una
presión en el pecho, al ocurrírsele, al asaltarle la
duda, de que quizá lo que estaba oyendo podía ser
una negociación por un rehén, por ella.
—Vete, Wati —dijo Paul—. Vete ya.
—No, no te vayas —dijo una nueva voz—. Aún
no, de verdad, no.
Era una voz que Marge conocía. Se acercaban
dos personas, entrando y saliendo de los charcos
de luz que había junto a los coches. Un hombre y
un niño.
—Ahora que ya estamos todos juntos, es el
momento de que remendemos esos atavíos de una
vez por todas. Al fin y al cabo, la fiesta es esta
noche y van a venir todos.
928

