Page 933 - Kraken - China Mieville
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desagüe. Se produjo una avalancha, un resuello, la
sacudida de un alma contra la piedra, y Wati entró
empotrándose en el objeto que Goss tenía en la
mano.
—¡Caramba! ¡De esta casi te traes a tu
muñequita contigo! —dijo Goss—. ¿Te acuerdas
de esta antigualla?
Meneó la estatua. La ruina la camuflaba, pero
había hombros, una cabeza como una especie de
vestigio de muñón. El recuerdo arcilloso de una
boca, desde la cual Wati gritaba sin pronunciar
palabra.
—¿Te acuerdas de esta antigualla, Wati,
muchacho? —dijo Goss—. ¿Acaso sabes, acaso te
haces una remota idea de los siglos que nos ha
llevado localizar esta baratija, allí, en pleno arenal?
¿Qué me dices de mi bronceado?
El shabti. Por supuesto. El primer cuerpo, del
cual nació Wati. Birlado de un museo o de su
internamiento en una tumba. Wati chillaba,
tirando y tirando de los hilos que mantenían su
alma atada a ese cuerpo esclavo, sin embargo, este
se aferraba a él. Quizá reorientado, con unos
cuantos minutos para reunir fuerzas y
concentrarse en su ira de clase, y reunir más magia
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