Page 934 - Kraken - China Mieville
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rebelde, habría podido revolverse y escapar.
—Los acontecimientos nos han hecho un simpa,
Wati, viejo amigo —dijo Goss, mientras Wati
bramaba con su vocecilla. Goss lo tenía cogido
cabeza abajo—. Te has portado como un auténtico
pillín. Vamos a arroparte bien. Es hora de irse a la
cama.
Cayó de rodillas. Wati gritaba. Goss levantó el
shabti por encima del hormigón y lo estrelló contra
él, reduciéndolo a grava y polvo.
La voz de Wati se apagó.
Había una presencia menos en la cámara. Por
todo Londres, los miembros del derrotado
Sindicato de Ayudantes Mágicos interrumpieron
lo que estaban haciendo y ahogaron un grito y
levantaron la vista y aullaron.
Goss le dio una patada el polvo de shabti y le
guiñó un ojo a Subby.
—El caso es, Paul —dijo Goss, y se agachó
junto a la puerta del conductor—. ¡Hola, chica!
Cuánto tiempo. Llevamos aquí mucho rato,
esperando, a ver a quién conseguís hacer venir.
Porque. El caso es. ¿Os creéis que nosotros no
oímos los mensajes que se envían a través de
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