Page 12 - El Ladrón Cuántico- Hannu Rajaniemi
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En todas las prisiones hay rumores y monstruos, y
este lugar no es ninguna excepción. Esto me lo contó
un renegado zoku con el que colaboré durante una
temporada: la leyenda de la anomalía. El desertor
maestro. La cosa que nunca coopera y se sale con la
suya. Merced a un defecto del sistema, siempre se
manifiesta como si fueras tú. Y si no puedes confiar ni
en ti mismo, ¿en quién vas a hacerlo?
—Ay, sí —dice el desertor maestro, y aprieta el gatillo.
Por lo menos no es la mente bélica, pienso mientras se
cierne sobre mí un trueno cegador.
Y a continuación todo deja de tener sentido.
En el sueño, Mieli está comiéndose un melocotón, en
Venus. La pulpa es dulce y jugosa, ligeramente
amarga. El modo en que se mezcla con el sabor de
Sydän resulta delicioso.
—Hija de perra —jadea.
Se encuentran en el interior de una burbuja de
puntos‐q a catorce klicks de altura sobre el Cráter de
Cleopatra, un reducto de humanidad, sudor y sexo en
un escarpado precipicio del monte Maxwell. En el
exterior rugen ácidos vientos sulfúricos. La luz
ambarina del manto de nubes que se filtra a través del
adamantino cascarón de pseudomateria cubre la piel
de Sydän de reflejos cobrizos. La palma de su mano
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