Page 18 - El Ladrón Cuántico- Hannu Rajaniemi
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vez, sólo tal vez, Tafalkayt volverá a llamarle hijo si es como
un hombre de la familia…
Nunca quise morir en una prisión, un sumidero de
cemento, metal, olores acres y rancios y palizas. Al
muchacho le duele el labio partido. Está leyendo un libro
acerca de un tipo que es como un dios. Un tipo que puede
hacer todo cuanto le plazca, que roba los secretos de reyes y
emperadores, que se ríe de las normas, que es capaz de
cambiar de rostro, que sólo necesita alargar la mano para
encontrar diamantes y mujeres. Un tipo con el nombre de
una flor.
Qué rabia me da cuando te pillan.
levantan de la arena, sin contemplaciones. El soldado le
cruza la cara de un revés, y los demás levantan los rifles…
mil veces menos divertido que robar en una mente
hecha de diamantes. El dios de los ladrones se oculta en su
interior, imaginando polvo enhebrado de entrelazamientos
cuánticos. Bombardea la mente de diamante con mentiras
hasta que lo toma por uno de sus pensamientos y le
franquea la entrada. Arriba…
El pueblo que es muchos ha construido planetas que
relucen y rutilan como si lo hicieran en exclusiva para
él, tan cerca que sólo debe estirar el brazo y cogerlos.
Es como morir. Y salir es como una llave que gira en
su cerradura. Los barrotes de metal se descorren. Una
diosa entra y le dice que es libre, nacer.
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