Page 32 - El Ladrón Cuántico- Hannu Rajaniemi
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Primero,  Perhonen  me  fabrica  un  traje.  La  tela  es


           demasiado  suave  (no  me  gustan  las  prendas  de


           materia  inteligente),  pero  el  verme  con  una  camisa


           blanca,  pantalones  negros  y  una  chaqueta  malva


           contribuye a paliar la sensación de disociación.



           A continuación me enseña el campo de spimes. De


           repente, el mundo adquiere un nuevo rumbo. Salgo


           de mi cuerpo y me introduzco en él, trasladando mi


           punto de vista al espacio para poder contemplar la


           nave.



           Tenía razón: Perhonen es una aracnonave oortiana. Se


           compone  de  módulos  independientes,  unidos


           mediante  nanofibras;  la  sección  habitable  gira


           alrededor  de  un  eje  central  como  una  atracción  de


           feria para generar un remedo de gravedad. Los cables


           forman un entramado que permite el movimiento de


           los módulos, como arañas en una tela. Las velas de


           puntos‐q  (anillos  concéntricos,  tan  finos  como


           pompas de jabón, hechos de átomos artificiales que se


           extienden  varios  kilómetros  alrededor  de  la  nave,


           diseñados para capturar con la misma facilidad la luz


           del sol, las mesopartículas de Highway o los destellos


           de  un  radiómetro  de  Crookes)  constituyen  un


           espectáculo impresionante.




           También echo un vistazo a hurtadillas a mi cuerpo, y


           es  entonces  cuando  me  siento  verdaderamente







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