Page 297 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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Un golpe brusco en la puerta. Tylla fue a abrir. Su


           padre entró rugiendo:



           —¿Es  cierto  lo  que  me  han  dicho?  ¿Mi  yerno  un


           traidor?


           —Sí, padre.



           —¿No vas a luchar en el ejército marciano?



           —No, padre.



           —¡Dioses!  —El  viejo  enrojeció  hasta  las  orejas—


           ¡Qué oprobio! Te matarán.



           —Y  bueno,  que  me  maten.  No  habrá  más


           discusiones.


           —¿Quién  ha  oído  hablar  alguna  vez  de  un


           marciano que no quiera invadir la Tierra? ¿Quién?



           —Nadie. Admito que es algo increíble.



           —Increíble  —repitieron  las  roncas  voces  de  las


           brujas bajo la ventana.


           —Padre,  ¿por  qué  no  tratas  de  convencerlo?  —


           preguntó Tylla.



           —¿Convencer a un montón de estiércol? —gritó el


           suegro  con  los  ojos  brillantes.  Se  acercó  a  Ettil—


           Brilla el sol, suena la música, las mujeres lloran, los

           niños  saltan,  todo  como  debe  ser,  los  hombres


           desfilan  valientemente,  ¡y  tú  sentado  aquí!  ¡Qué


           vergüenza!



           —¡Qué  vergüenza!  —gimieron  las  lejanas  voces

           desde los setos.





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