Page 232 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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         por la colonia, los pasillos de la estación Kadath apestaban a

         limazones:  amoniaco,  sulfuro.  La  peste  se  infiltró  por  las


         esquinas de la máscara de Irizarry cuando este levantó la

         cara  hacia  un  conducto  de  ventilación.  Con  una  mueca

         anticipatoria rompió el sello de la mascarilla recicladora y la

         alejó del rostro tirando de las tensas bandas elásticas, con


         cuidado  de  que  no  se  le  soltara.  Una  nariz  rota  no  iba  a

         mejorarle el día.



                Una  ingeniera  cultista  con  miembros  terminados  en

         ventosa pasó de largo, llevaba sus cuatro brazos serpentinos


         enrollados firmemente en el costado a causa de la estrechez

         del pasillo. Tenía una bonita sonrisa, para ser cristiana.



                Mangosta  estaba  demasiado  concentrada  en  su  presa

         para  mostrarse  cohibida.  El  tamaño  de  la  colonia  de

         limazones  podía  ponerla  nerviosa,  pero  a  Mangosta  le


         encantaba el olor, para ella era como una rica cena puesta al

         fuego, o así se lo imaginaba Irizarry. Mangosta se desenrolló

         de  su  cabeza  como  una  capucha  de  zarcillos,  con  los


         tentáculos extendidos y el cuerpo alargado resplandeciente

         mientras  trataba  de  alcanzar  una  unidad  de  ventilación.

         Irizarry la sintió girarse con los barbillones temblorosos, así

         que él también se dio la vuelta hacia donde se retorcía la


         cabeza en forma de cuña.
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