Page 325 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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lugar de la suave piel de los reptiles sus alas esta‐
ban cubiertas por enormes escamas, y tenían
picos sin dientes en lugar de bocas de verdad.
Aquellas cosas miserables —aquella basura
alada— volaban alrededor de Pteranodon,
mordiendo en sus ojos, picándole las alas, y no
podía hacer nada si quería mantenerse en el aire.
Como he dicho, yo tenía un ojo en Utahrapror,
como siempre, y para mi sorpresa de pronto se
volvió y corrió hacia el norte, con una ansiedad
que sólo podía explicarse por lo presencia de
comida. Naturalmente, le seguí, pero despacio.
Algo iba mal. La tierra en el lado norte estaba
cubierta por una alfombra que se arremolinaba
alrededor de las paras de Urahraptor. Enfocando
los ojos, que para ser francos no eran muy buenos,
vi que la alfombra era en realidad miles de
diminutos dinosaurios cuyas escamas se habían
hecho largas, delgadas y numerosas; es decir,
tenían pelo. Había estado viendo esos tentempiés
de cuatro patas bajo los troncos y las piedras
durante los últimos millones de años y siempre
los había considerado mutaciones sin futuro. Pero
de pronto había miles de ellos, ahora que sólo
había cuatro dinosaurios en todo el mundo. Y
parecía que actuaban juntos. Eran tan pequeños
que Utahraptor no tenía forma de metérselos en
la boca, y en cuanto dejaba de moverse durante
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