Page 322 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
P. 322
pierna y allí estaban las visceras de Everert sobre el
suelo como una bolsa de la compra. Simplemente
no había nada que hacer sino comérselo.
Yo me comí la mayor parte, como era normal,
aunque Utahrapror se movía continuamente por
entre mis piernas y robaba trozos jugosos, y de vez
en cuando Pteranodon se metía de golpe y
agarraba un trozo de intestino. Ankylosaurio se
quedó a un lado y miró. Durante mucho tiempo lo
consideramos idiota, porque siempre se quedaba
a un lado mientras miraba cómo nos dividíamos a
los ornitorrincos, mascando estúpidamente cola
de caballo, sin decir demasiado. En retrospectiva,
quizá fuese de carácter taciturno. Quizás había
decidido que nos gustaría comérnoslo si
encontrásemos algún hueco en su armadura.
¡Si lo hubiésemos hecho! Muchos dias después de
que Everett se hubiese convertido sólo en otra caca
tras nosotros, Utahraptor, Pteranodon y yo cami‐
nábamos por el paisaje muerto mirando a
Ankylosaurio, babeando mientras imaginábamos
los deliciosos bocados que se encontraban dentro
de aquella concha armada. Él también debía de
estar hambriento, y sin duda sus bocados eran
menos gruesos y deliciosos cada día. De vez en
cuando encontrábamos algún lugar protegido en el
que plantas verdes desconocidas sacaban tallos a
través de los restos grises y negros, y nosotros
322

