Page 259 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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Aquel  antiguo  recuerdo  (¡ah!,  era  como  tratar  de

               evocar un sueño de los que siempre arrastran por

               la cola el recuerdo del sueño anterior...) le trajo a la


               memoria  que  recientemente  había  vuelto  a  embo‐

               rracharse. La amnesia alcohólica de antaño le per‐

               mitió  representarse  otro  despertar  amnésico  más


               inmediato,  tras  un  sueño  de  tremendo  frío.  Pero

               no, que no fue ese sueño largo y frío.

                      En cambio, ahora sentía verdadero calor. Estiró


               voluptuosamente las piernas. Estaba echado sobre

               un blando césped, debajo de un árbol grueso, de ta‐


               llo  carnoso,  cuyas  hojas  puntiagudas  se  abrían  en

               forma de abanico: un nopal cruzado con una pal‐

               mera...  En  todo  caso  era  un  árbol  de  estilo  inge‐


               nuista. Una vid trepadora se ceñía a su tronco y las

               ramas más bajas se inclinaban bajo el peso de los


               racimos color amatista. Desde el tronco, un lagarto

               color escarlata le miraba fijamente. Por entre el fo‐

               llaje  se  divisaba  un  purísimo  cielo  azul.  Un  poco


               más lejos, se vela un naranjal y la orilla de un lago.

                      ¿Quién soy yo? Mi personalidad se me escapa.

               Si hago un esfuerzo puedo alcanzarla todavía. No,


               en realidad no es cuestión de alcanzarla. Sino mas

               bien  de  «desalcanzar»,  dejándome  recaer  en  los

               confines  de  mi  antiguo  yo,  para  volver  a  adoptar


               esa existencia particular y limitada. En este instante

               de despertar amnésico estoy libre de mí mismo.

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