Page 307 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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dón! ¡Perdón!ʺ Así que se habrá ido al cielo». Mi madre

               se enfadó mucho y contestó: «¡Qué tontería! Al cielo sólo

               van las personas». «Eso no es verdad —replicó la coci‐


               nera—. Los animales también tienen alma, y hay un cie‐

               lo especial para todos, los perros, los gatos y los caballos,

               porque cuando el Salvador del hombre descendió a la tie‐


               rra,  el  salvador  de  las  gallinas  también  vivió  entre  las

               gallinas...»




                      ¿Dios como gallina? Clo‐clo... ¡Ridículo! Pero la

               historia que contaba su voz le pareció más conoci‐


               da en esta ocasión... ¡Ah! ¡Era la que escribió Cari

               Gustav Jung! En Psicología y Alquimia. Tal vez... En

               un  mundo  de  transformaciones  alquimistas,  ¿qué


               dejaba  de  ser  posible?  Incluso  un  Cristo‐gallina.

               Uno  podía  convertirse  en  un  ave,  en  efecto,  si  no

               había otra manera de volar... O tener alas que batir,


               en cualquier caso. (Cerró los ojos y vio una banda‐

               da  de  pájaros  diversos  que  salía  a  través  de  un

               Hauptwerk  —un  Gran  Órgano—  creando  un  arco


               iris musical en sus tubos...) Si Dios podía ser una

               gallina, tal vez tenía que serlo alguna vez. Ya que


               Él no poseía ninguna naturaleza definible, mientras

               que la naturaleza intentaba definirle a Él...

                      La  transformación  de  Denise  en  una  bandada


               de pájaros, ¿sería auténtica y duradera? ¿O se tra‐

               taba sólo de lo que él vio mientras ella estaba sien‐


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