Page 309 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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caso, nosotros no habitamos el Universo, y por consi‐

               guiente nuestro universo sólo puede englobar una parte

               de Dios. Siendo así, ¿cómo no pueden distinguirse par‐


               tes distintas de Él?



                      ¡Lógica de colegial! Sean refunfuñó y arrugó el


               papel. La voz continuó como si nada, pero ahora lo

               que decía era ligeramente distinto:




                      Dios es muy singular en cuanto puede emerger de

               una singularidad desnuda en el espacio‐tiempo. Tenien‐

               do en cuenta que cualquier cosa, lo que se dice cual‐


               quier cosa, puede emerger de esa manera, entonces Dios

               también puede emerger de una singularidad desnuda, en

               un tiempo dado. Supongamos que una singularidad des‐


               nuda haya generado a Dios, lo mismo que podría expul‐

               sar una lata de guisantes o una mona o un exfarquib


               (nombre arbitrario de un objeto extraterrestre desconoci‐

               do para nosotros). Así, tal vez el universo produce a un

               Dios para sí, de una manera bastante natural, y no lo


               contrario: que Dios produzca un universo. Si por tanto

               el universo es más extraño de lo que Dios pueda concebir


               (aunque  sea  capaz  de  concebirle  a  Él  arbitrariamente),

               entonces es un viejo y extraño do. El Dios necesita un

               lugar tranquilo para escuchar la música que le creó a Él,


               lejos del ruido de las demás formas naturales de vida...

               Pero las formas de vida acaban por venir, quieras que no,



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