Page 331 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
P. 331
Existían, pues, unos extraterrestres que reani‐
maban con su propia esencia las culturas muertas y
desaparecidas de la galaxia... Porque la vida era es‐
casa y demasiado dispersa en el tiempo y en el es‐
pacio, y por lo visto no perduraba más allá de una
determinada fase... ¿Qué esperaban ganar con ello
aquellos conservadores alienígenas? Era un instinto
que había nacido con ellos. Igual que ciertos pája‐
ros, les gustaba decorar su nido con objets trouvés...
Lo mismo que nosotros lamentamos la desapa‐
rición del dinosaurio, del dodó y de la ballena...
¡Cuánto más no lamentaríamos la desaparición de
las culturas de Canopus, de Vega, de Aldeberán,
con toda la sabiduría que quizás acumularon! En
esto encontraban los alienígenas un sentido y una
sustancia.
Un algo plateado resplandecía sobre las copas
de los árboles. ¡Era la ojiva de la Schiaparelli! Sean
se puso en pie. ¿Dónde estaban Muthoni y Denise?
En cuanto a Denise, ¡ah, sí! Los pájaros que canta‐
ban tan dulcemente en la enramada... Notaba la
presencia de Denise..., en otro lugar. Y sí, también
él mismo era una persona diferente. Si sus sentidos
normales habían adquirido en las tinieblas del In‐
fierno una agudeza preternatural, ahora se daba
cuenta de que poseía un sentido nuevo, desde que
había pasado por la cuadrícula multidimensional
331

