Page 61 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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do la Anunciación de un arcángel ligón de playa,
un Gabriel algo vividor.
—Yo también solía imponerme mucho —dijo
Jerónimo—. ¡Y ya veis ahora! Pero, ¿sabéis una co‐
sa? Ahora me encuentro mucho mejor. De ver‐
dad..., pese a ciertas añoranzas y ciertos resenti‐
mientos.
La Tierra, con su megapoblación, era (o había
sido), si no un mundo puritano, sí un lugar donde
estaban a la orden del día las pantallas, o los velos
de diferentes tipos entre las personas, como medio
para evitar que la sociedad se convirtiese en una
simple colmena. Al menos, así ocurría en Occidente
y en Euro‐Rusia, aunque no tanto en el África de
donde era oriunda Muthoni. No faltaban las zonas
de esparcimiento, los solariums nudistas y demás
por el estilo, para aliviar el apantallamiento anti‐
séptico de la vida corriente, además, los seis astro‐
nautas se habían visto higiénicamente desnudos,
los unos a los otros, a bordo de la Schiaparelli. El
problema no era tanto la desnudez en sí, pensó
Sean, ni siquiera el sexualismo de aquel mundo
(puesto que apenas era concebible que Tania fuese
todavía virgen), sino más bien que ella, lo mismo
que Austin y que Paavo, rehusaba las normas de
ese mundo, se negaba a admitir lo que había ocu‐
rrido con aquella colonia a nivel de carne, de san‐
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