Page 64 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—Negreza.

                      —No.  Yo  prefiero  continuar  vestido  —dijo

               Austin,  encogiéndose  de  hombros  con  desespera‐


               ción—. Poneos como gustéis, o seáis gustados.

                      Sean no estaba muy seguro de que la coraza de

               la  personalidad  pudiese  resistir  incólume  mucho


               tiempo; pero si lo conseguía, tendría que ser al pre‐

               cio de hacerse cada vez más rígida..., de modo que

               una  posible  ruptura  quizá  quebrase  al  mismo


               tiempo la mente encerrada dentro de aquélla.






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                      Loquela  palmeó  contenta  e  hizo  gestos  hacia

               los bien dotados matorrales, señalando con el dedo

               a  todas  partes.  Dimple,  Dapple  y  Dawdle  acudie‐


               ron a recoger frutos para la fiesta.

                      Tania  se  sentó  pesadamente  en  el  suelo,  cru‐

               zando  las  piernas.  Sudaba  dentro  de  su  traje  y


               pronto  empezó  a  rebullir  como  si  estuvieran  co‐

               miéndosela  los  gusanos.  Loquela  tendió  la  mano


               para invitar a Paavo, y éste se agachó con rapidez,

               en la postura del esquiador dispuesto a salir dispa‐

               rado para bajar por una ladera demasiado frecuen‐


               tada, describiendo curvas para evitar los obstáculos

               (por lo general, otras personas); y luego, se acucli‐


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