Page 81 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—Allí hay un macho cabrío sin jinete, Sean. En
cuanto a mí, no me importaría tomar un baño aho‐
ra.
—¿Cómo? jBah! Esa cuchareta se adelantó. A
saber quién es..., o quién era.
Sean se dio cuenta de que, en realidad, invo‐
luntariamente habían empezado a bajar por la la‐
dera. Al reparar en ello, se detuvo y sujetó a Denise
por la muñeca.
—Sí, atrae mucho, ¡como un remolino! ¡Como
las demás cosas de este planeta! Todo lo que hemos
visto, excepto aquí el amigo Jerónimo, atrae que da
vértigo. Sumerge. Absorbe. Pero no, yo no dije que
lo siniestro fuera eso. Es el hecho de que todos gi‐
ran a la izquierda..., desde su propio punto de vis‐
ta.
—Chocarían los unos con los otros si dieran
vueltas en ambos sentidos.
—¡Ah! Pero giran hacia la siniestra..., en el sen‐
tido del cual, según la tradición, debemos descon‐
fiar. La vía de la mano izquierda. Estoy seguro de
que era así en la pintura original..., lo que sería
muy notable, si el Bosco vio que la izquierda era la
verdadera dirección del desarrollo psíquico...
—¡Ahora lo comprendo! El hemisferio derecho
controla el lado izquierdo..., y es el que correspon‐
de a la intuición, ¿verdad? Mientras que el hemis‐
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