Page 83 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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¿Con qué mano se limpiarían la mierda?, pen‐

               só. Aunque allí no había montones de estiércol co‐

               mo  en  la  época  medieval...,  abundaban  los  estan‐


               ques y las corrientes de agua viva. Tampoco había

               insectos, ni moscas. ¿Tal vez ni siquiera gérmenes?

               Quizás allí la porquería no era porquería.


                      —Me pregunto si «Dios» realmente sólo puede

               reinar  cuando  ha  suprimido  el  análisis,  cuando

               desequilibra la balanza a favor del lado onírico de


               la mente.

                      Mientras Sean seguía el hilo ambidextro de sus


               cogitaciones,  un  personaje  solitario  que  estaba  de

               pie  en  la  ladera  contemplando  la  cabalgata  (apa‐

               rentemente inmune a la atracción de la electricidad


               que producía), se volvió y reparó en ellos. La per‐

               sona empezó a remontar la pendiente.


                      Una persona. Ni hombre ni mujer, sino ambas

               cosas al mismo tiempo. Un hermafrodita, él y ella

               en  un  cuerpo,  plenamente  ambisexuado,  con  pe‐


               chos de mujer que se erguían coronados de pezo‐

               nes como pasas, y un pene y unos testículos pega‐

               dos al vientre, como los de los perros, sobre la grie‐


               ta coralina de unos genitales de mujer. El rostro de

               la persona tampoco era de un ambiguo ni lo uno ni

               lo otro, sino de un bien definido tas dos cosas a la


               vez. Mientras el hermafrodita les contemplaba pa‐

               reció,  durante  un  instante,  como  si  dos  conjuntos

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