Page 84 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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de músculos faciales, independientes pero coexis‐
tentes, respondieran simultáneamente a la desnu‐
dez de los machos y a la de las hembras, en una
doble reacción de atracción y rechazo. Pero enton‐
ces Sean se dio cuenta de que ésa era, en gran par‐
te, su propia reacción: en principio se comparaba y
se identificaba con el macho para desear a la hem‐
bra y así estimular al macho competitivamente. Pe‐
ro la hembra ya había sitio apropiada por el macho
y estaba unida a él, que era la misma persona. Así,
el aspecto del hermafrodita llamaba lo mismo a su
propia identidad sexual externa que a la sombra
femenina que vivía en su interior, que clamaba y
cortejaba..., y rechazaba a ambas, por incompletas y
alienadas la una de la otra. Aquél era un personaje
paradójico cuyas oposiciones ni se cancelaban mu‐
tuamente ni se dividían por efecto de la contradic‐
ción, sino que se mantenían en equilibrio como un
acróbata de pie sobre una pelota. O como el mismo
hermafrodita se balanceaba sobre las puntas de tos
pies... (Y él/ella había contemplado, divertido/a pe‐
ro indiferente, los esfuerzos de las mujeres en el la‐
go por equilibrar la cereza gigante sobre sus cabe‐
zas...)
—¿Has visto a Knossos últimamente? —saludó
Jerónimo al hermafrodita.
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