Page 261 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
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Era muy posible que la visita nocturna hubiese sido
un último aviso. No podía contar con que la paciencia
que habían tenido conmigo se prolongara. Lo
demostraban tanto la desconocida suerte de mi
predecesor, el traductor que se había quedado con el
primer capítulo, como la horrible muerte del empleado
de la agencia.
Con todo, parecía que me estaba sucediendo algo
extraño. En vez de empujarme a renunciar, en vez de
destruir el interés que aquel trabajo pudiese tener para
mí, la frase escrita en la puerta me había avivado aún
más la curiosidad. La primera palabra en la que pensé
no fue «condena», sino la seductora «conocimiento»,
que atraía hacia sí, como si fuera mágica, mi mirada
interior.
¿Para qué habría emprendido, si no, ese camino
fatigoso y enredado junto a mis conquistadores
españoles, por la selva y por las calles de Arbat, a
despecho de los peligros, la enfermedad y las
tentaciones? ¿Podía abandonarlo con tanta facilidad y
volverme hacia atrás en el mismo momento en el que,
por fin, se me abría un camino despejado?
Después de que todas las adversidades y peligros
no hubieran logrado asustar a los españoles —habían
perdido a nueve de cada diez compañeros—, ¿no iba a
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