Page 32 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
P. 32
D Dm mi it tr ry y G Gl lu uk kh ho ov vs sk ky y S Su um me er rk ki i ( (C Cr re ep pú ús sc cu ul lo o) )
Que al cabo de un tiempo oímos de nuevo el mismo
estrépito en el nordeste, pero en esta ocasión fue más claro
que se trataba de un trueno, porque su origen era más
cercano. Que, en menos de media hora, nubes oscuras
cubrieron el cielo, y que, en el lugar donde nos hallábamos,
empezó a llover con fuerza, estallando una tempestad con
rayos y truenos.
Que, a causa de la tormenta, ese día no pudimos
regresar, y nos resolvimos a pasar la noche en el lugar donde
nos encontrábamos. Que abandonamos la selva para plantar
las tiendas. Que la tempestad atronó durante la noche entera
y que los rayos nos pasaban sobre la cabeza. Que uno de los
soldados desobedeció nuestras órdenes y corrió a refugiarse
bajo un árbol, donde lo alcanzó uno de los rayos y murió, cosa
que inspiró no poco terror entre los indios, y también entre el
resto de los soldados.
Que al día siguiente el cielo volvía a estar despejado y el
sol brillaba con un calor abrasador. Que dimos sepultura al
soldado muerto de acuerdo con los usos cristianos y fray
Joaquín le leyó la misa funeral y rogó por el perdón de sus
pecados. Que, cuando regresamos al sitio donde dejamos los
carros con la guardia, los soldados volvieron a hablar de los
ídolos de los indios, así como del rayo que había dado muerte
a su compañero. Que en todo momento procuré que ambos
guías se quedaran a mi lado para impedir que propagasen
habladurías, pero que, con todo, los soldados no dejaron de
Página 32

