Page 29 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
P. 29

D Dm mi it tr ry y   G Gl lu uk kh ho ov vs sk ky y                                                                                                                              S Su um me er rk ki i   ( (C Cr re ep pú ús sc cu ul lo o) )


           tres días, pero que ellos nos esperarían cuando menos durante

           una semana, y que tan sólo pasado ese tiempo regresarían a

           Maní. Que fray Joaquín se decidió a ir con nosotros y bendijo


           a los que se quedaban atrás. Que nosotros, tan pronto como

           nuestros  compañeros  hubieron  plantado  sus  tiendas,  nos


           despedimos, y nos marchamos a la mañana del día siguiente.


                  Que  no  volví  a  ver  jamás  ni  al  noble  y  valeroso  señor

           Gerónimo Núñez de Balboa ni a ninguno de los soldados que


           se quedaron con él, ni vivos ni muertos.








                  Consulté de nuevo el reloj: ya eran poco más de las

           cuatro.  Aunque  a  esa  hora  suelo  ir  a  la  cocina  para


           prepararme  una  cena,  no  tenía  hambre.  Lo  único  que

           me interesaba era volver a la narración.


                  No comprendí hasta mucho después las intenciones


           del autor de aquellas páginas: su historia se asemejaba a

           un cenagal. En cuanto alguien entraba en ella —y no era

           necesario leer el libro desde el principio— se hacía casi


           imposible dejarla. Parecía que el autor hubiera tendido

           lazos  entre  sus  líneas  y  atrajera  hacia  ellos  al  lector

           incauto  con  misteriosas  promesas.  Una  y  otra  vez


           insinuaba  los  portentos  con  los  que  se  había

           encontrado, y no permitía ni la más insignificante duda

           de que los acontecimientos narrados eran verídicos.



                                                        Página 29
   24   25   26   27   28   29   30   31   32   33   34