Page 27 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
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D Dm mi it tr ry y   G Gl lu uk kh ho ov vs sk ky y                                                                                                                              S Su um me er rk ki i   ( (C Cr re ep pú ús sc cu ul lo o) )


           poder a cuantos olvidan que El es el único Dios verdadero por

           todos  los  tiempos;  y  añadió  que,  si  Satanás  osara  conspirar

           contra los cristianos bajo la máscara de dioses indios, la Santa


           Virgen  María  había  de  protegernos  contra  las  malicias  del

           diablo.


                  Que tan buen punto el soldado, presa de la vergüenza, se


           marchó,  fray  Joaquín  puso  todo  su  empeño  en  que  lo

           mandáramos azotar, así como en que buscáramos a todos los


           que  se  habían  entretenido  en  charlas  pecaminosas  y  les

           diéramos muerte por medio de la horca. Pero ni yo mismo, ni

           los  señores  Vasco  de  Aguilar  y  Núñez  de  Balboa  le  dimos


           nuestro  acuerdo,  porque  nos  temíamos  un  motín  y  no

           queríamos  quedarnos  sin  guías,  puesto  que  nos  habíamos

           adentrado mucho en la selva. Que, en vez de ello, al caer la


           noche, hice llamar al mestizo Hernán González y ordené que

           ni él ni los otros guías volvieran a hablar de esas cosas, como

           si tuviéramos que temer las malicias de los dioses indios; pues


           no era conveniente que ni él, ni Gaspar Xiu, ni Juan Nachi

           Cocom, cristianos bautizados todos ellos, creyeran tales cosas;


           y lo amenacé con la hoguera. Que me aseguró no haber creído

           jamás en los dioses de los mayas ni haberlos temido, puesto

           que  se  había  mantenido  por  siempre  fiel  a  Nuestro  Señor


           Jesucristo y a la Santa Virgen María; pero, al marcharse, se

           volvió hacia mí una vez más y me murmuró que no sabía yo


           lo que hacía.


                  Que  al  día  siguiente  cesaron  las  habladurías,  pero  al

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