Page 73 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
P. 73
D Dm mi it tr ry y G Gl lu uk kh ho ov vs sk ky y S Su um me er rk ki i ( (C Cr re ep pú ús sc cu ul lo o) )
entonces, cuando el sacerdote le arrancaba ese grumo
de carne palpitante, convulso, que aún se esforzaba por
succionar sangre, y lo arrojaba a un recipiente especial.
El cuerpo del muerto, que sólo unos momentos antes
vibraba como el nervio de un arco indio, quedaba
entonces inerte, y sucio de sangre, y, destripado, se
precipitaba escalones abajo como un pellejo relleno, y
los siervos lo recogían al pie de la pirámide y se lo
llevaban.
Y aún había más. En la medida en que la costra de
sangre y mugre permitía reconocerlo, la piel del cautivo
era de color blanco. Una barba frondosa ocultaba su
cuello robusto y su prominente barbilla...
De repente, me incorporé sobre la cama. El corazón
me martilleaba en el pecho como si alguien hubiera
intentado arrancármelo también a mí. La almohada
estaba húmeda y fría a causa del sudor. Aunque el
techo de mi habitación se hallaba a cuatro metros del
suelo, me asaltó una opresiva sensación de estrechez.
Durante unos minutos me resistí al absurdo anhelo de
abrir las ventanas, pero al fin me puse en pie y levanté
el pasador. El frío y húmedo aire otoñal se coló en la
habitación. Tomé aliento un par de veces y se me
despejó la cabeza.
Había clareado. El cielo estaba cubierto de
Página 73

