Page 468 - Una orbita cerrada y compartida - Becky Chambers
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izquierda fue a investigar. Los dedos tocaron metal.


           Retiró las sábanas y se acercó el brazo a la cara. Una


           hilera de cosas negras redondas que absorbían se le


           hundían en la piel; cada una sostenía una pequeña


           cámara de plex medio llena de líquidos de distintos


           colores:  algunos  eran  claros;  otros,  amarillentos;


           había uno azul. No apartó la mirada; se le aceleró el


           pulso.  Algo  dentro  de  cada  una  de  esas  cosas  que


           absorbían  emitió  un  clic  sincronizado.  Un  poco  de


           cada líquido desapareció. Desapareció en ella.



           Estuvo a punto de gritar, pero antes de que surgiera


           de su garganta ningún sonido se fijó en algo más: un


           pequeño  parche  cuadrado  implantado  en  el


           antebrazo,  justo  debajo  del  canto  de  la  mano.  Un


           parche de muñeca. Alain y Manjiri tenían parches de


           muñeca. Todo el mundo en la CG tenía uno.



           —¡Eh!  —Ahora  sí  estaba  gritando;  se  incorporó  lo


           mejor que pudo—. ¡Eh! —Estrellas y fuego, ¿dónde


           estaba?



           Oyó  unos  pasos  apresurados  y…  Oh,  mierda.  Un


           alienígena.  Había  un  alienígena.  Aandrisk.  «Oh,


           joder».



           —Tranquila, no pasa nada —dijo ela aandrisk. Jane


           se  revolvió  e  intentó  recordar  lo  que  le  había


           enseñado Lechuza. Él. El aandrisk era un él. Era alto


           y llevaba un biotraje completo. Se fijó en las plumas




                                                                                                            468
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