Page 488 - Una orbita cerrada y compartida - Becky Chambers
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todo lo que Lechuza les había enseñado no valiera


           nada.



           Lechuza. Lechuza Lechuza Lechuza.



           La habitación estaba en silencio, y Jane se dio cuenta


           de  que  las  otras  dos  mujeres  esperaban  a  que  ella


           dijera algo.



           —Hum, lo siento —dijo—. No lo volveré a hacer. —


           Miró a una y después a la otra. Ninguna parecía más


           satisfecha que cuando el guarda de seguridad la trajo


           al principio—. ¿Puedo irme?



           La comandante volvió a suspirar y señaló la puerta.


           Jane no pudo salir más deprisa.




           Laurian la esperaba al otro lado, sentado en un banco


           frente a la puerta.



           —H‐hola  —dijo,  en  sko‐ensk.  La  siguió  por  el


           pasillo—. E‐es, hum, est‐estás…



           —Estoy harta de esto —dijo—. Cansada de todo este


           circo de mierda. —Iba acelerando el paso mientras


           avanzaba, casi salió corriendo. Sus músculos querían


           correr. Ella quería salir corriendo de la estación, lejos


           de todas aquellas estúpidas reglas que la ataban, lejos


           hacia donde se hubieran llevado a Lechuza.



           Laurian  mantuvo  su  ritmo.  Jane  sintió  que  la


           observaba.  No  tenía  nada  que  decirle,  pero  la







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