Page 165 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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en su interior; aumentaba día tras día y añadía su
presión a todo lo demás que estaba sufriendo. Y no
podía hablar con Louise acerca de ello. La noche en
que ella se le había ofrecido, se sintió casi ofendido.
Sabía que todo había terminado.
¡Riendo cuando estoy triste!
¡Riendo… hasta que me vuelva loco!
Se enderezó en el banco y volvió bruscamente la
cabeza. Escudriñando la oscuridad, vio tres figuras
borrosas que paseaban a escasa distancia y
cantaban con sus finas voces juveniles.
Mi vida no es más que un traspié en la oscuridad.
Me perdí cuando nací.
Muchachos, pensó. Muchachos que cantaban,
crecían y lo encontraban natural. Les observó con
envidia.
—¡Eh!, allí hay un chico —dijo uno de ellos.
Al principio Scott no comprendió que estaban
hablando de él. Después sí, y apretó los labios con
fuerza.
—¿Qué estará haciendo allí?
—Probablemente…
Scott no oyó el resto de la frase, pero por las
roncas carcajadas que siguieron pudo adivinar el
sentido de los susurros. Con todos los músculos en
tensión, bajó del banco y se dirigió hacia la acera.
—¡Eh!, se va —dijo uno de los jóvenes.
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