Page 164 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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que reducir las operaciones al mínimo. Los cheques
debían interrumpirse. Dio cien dólares a Scott, pero
aquello fue lo último.
Un viento helado soplaba en torno suyo. Se oyó
el ladrido de un perro al otro lado del lago. Bajó la
mirada y vio que sus zapatos se balanceaban sobre
el suelo como el extremo de un péndulo. Y ahora no
tendría más ingresos. Setenta dólares en el Banco y
cien en su billetera. Y cuando eso se terminara,
¿qué?
Se imaginó a sí mismo de nuevo en el periódico,
a Berg tomando fotografías, comiéndose con los
ojos a Lou, a Hammer haciendo interminables
preguntas. Ante su mente aparecieron los titulares
a toda plana:
¡MAS PEQUEÑO QUE UN NIÑO DE DOS
AÑOS! ¡COME EN UNA SILLA PARA NIÑOS!
¡LLEVA ROPA DE NIÑO! ¡VIVE EN UNA CAJA
DE ZAPATOS! ¡EL DESEO SEXUAL SIGUE
SIENDO EL MISMO!
Cerró los ojos rápidamente. ¿Por qué no sería
verdadera acromicria? Por lo menos, su deseo
sexual habría casi desaparecido. En cambio, en su
caso era cada vez peor. Parecía haberse duplicado
desde que no tenía sexo normal, pero esto podía ser
debido a que no tenía ningún escape. Ya no podía
acercarse a Louise. Pero el instinto seguía ardiendo
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