Page 194 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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cartón.  Sintió  un  agudo  dolor  en  los  nudillos.


            Repitió el golpe. «¡Maldita sea!». Apoyó la cabeza


            en el lado y siguió dando puñetazos, sintiendo el


            impacto  de  cada  uno  de  ellos  en  los  brazos,  los


            hombros, y la espalda.


                   —Inútil, inútil, inútil, inútil…


                   Recitó la palabra sin respirar, con voz ronca y



            furiosa,  hasta  que  ningún  sonido  salió  de  su


            garganta. Entonces dejó caer los brazos a lo largo


            del  cuerpo  como  si  fueran  palos  de  madera  y  se


            cayó  sobre  el  cartón,  con  los  ojos  cerrados  y


            retorciéndose de desesperación.


                   Cuando  finalmente  se  serenó,  fue  con  una


            mente  impasible  frente  a  todo  excepto  el  agua.


            Avanzó lentamente. «No puedo bajar al depósito,


            pero necesito agua», pensó. «Pero no hay agua en



            ningún otro sitio. Está la gotera que cae encima de


            la caja de galletas, pero no puedo trepar hasta allí.


            Pero necesito agua…», siguió andando, con los ojos


            bajos y sin ver apenas nada. «Necesito agua».


                   Estuvo a punto de caerse en el agujero. Durante


            un aterrador instante, se balanceó al borde mismo


            de él. Después recobró el equilibrio y retrocedió.



                   Se  arrodilló  y  escudriñó  la  oscura  cavidad


            abierta  en  el  suelo  de  cemento.  Fue  como  mirar


            hacia el interior de un pozo, excepto en el detalle de


            que el pozo se terminaba a unos cinco metros de






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