Page 214 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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ventana.
Él se apartó rápidamente, pero después
comprendió que era imposible ver el interior del
sótano por cualquiera de las ventanas, a causa del
reflejo de la luz en los vidrios.
Las estuvo observando hasta que
desaparecieron por el otro extremo del patio. Las
divisó un momento cuando pasaron frente a la
ventana situada encima del montón de troncos.
Después desaparecieron. Sin dejar de gruñir, bajó
del montón de cajas y volvió a la silla. Puso uno de
los termos sobre el brazo de la silla y cogió el libro.
Después, una vez sentado, se sirvió un poco del
humeante café en el tapón de plástico rojo y
permaneció inmóvil, con el libro abierto y
abandonado sobre las piernas, mientras bebía
lentamente.
«Me gustaría saber cuántos años tiene», pensó.
Dio un salto sobre el almohadón y abrió los ojos.
Alguien abría la puerta del sótano.
Con un sobresalto, se deslizó apresuradamente
hasta el borde de la maleta justo cuando aquella
persona soltó la manija y la puerta volvió a cerrarse.
Se puso en pie y miró hacia las escaleras, lleno de
agitación. La puerta empezó a levantarse de nuevo;
una rendija de luz iluminó el suelo y se fue
agrandando. Con dos rápidos movimientos, Scott
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