Page 213 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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presentara resistencia, trepó al montón y miró por


            una esquina de la ventana cubierta de telarañas.


                   Las  líneas  de  la  decepción  se  marcaron


            alrededor de sus ojos.


                   El metro sesenta y siete se había convertido en


            un metro cincuenta y nueve. La estrecha cintura y


            las  piernas  se  habían  convertido  en  músculos



            rodeados de carne y grasa; los senos jóvenes y altos


            se  desvanecieron  tras  los  flojos  pliegues  de  una


            blusa  de  manga  larga.  La  cara  fresca  y  joven  se


            ocultaba tras los granos y las imperfecciones de la


            piel, el cabello rubio se había reducido a un castaño


            mate. Lo que sí tenía, por lo menos, era los dientes


            blancos y los movimientos de un pájaro; un pájaro


            bastante pesado. El color de sus ojos no pudo verlo.


                   Vio  cómo  Catherine  inspeccionaba  el  patio,



            enfundadas  sus  grandes  nalgas  en  deslucidos


            pantalones  y  sus  pies  desnudos  en  chinelas.


            Escuchó su voz:


                   —Oh, tenéis un sótano —dijo.


                   Vio  que  la  expresión  de  Beth  cambiaba


            considerablemente y sintió todos los músculos en


            tensión.



                   —Sí, pero está vacío —se apresuró a contestar


            Beth—. Allí no vive nadie.


                   Catherine se echó a reír con tranquilidad.


                   —Bueno, así lo espero —dijo, mirando hacia la






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