Page 217 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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ninguna clase, no había peligro de que la joven
descubriese la mentira.
El único peligro residía en que Catherine
hubiese leído los artículos del Globe—Post, y visto
las fotografías. Sin embargo, en ese caso hubiera
sospechado que él se escondía en el sótano, y
hubiese buscado más a fondo. ¿O es que realmente
había bajado a buscar algo?
Unos diez minutos después decidió comerse
otro bocadillo, y entonces vio que la muchacha se
los había llevado.
—¡Oh, Dios mío!
Descargó un fuerte puñetazo sobre el brazo de
la silla, y casi deseó que ella le oyese para que bajara
y él pudiese reprenderla por curiosa. Se hundió en
la silla y arrojó nuevamente el libro, que cayó
estrepitosamente al suelo. «Al demonio con él»,
pensó.
Se bebió todo el café y permaneció inmóvil,
sudando y con la mirada fija en el infinito. Arriba,
la muchacha paseaba de un lado a otro.
«Gorda desaliñada», la llamó despectivamente
en su interior.
—Claro que sí, adelante —dijo él—. Enciérrame.
—¡Oh!, Scott, por favor —rogó ella—. Tú mismo
lo has decidido. ¿Quieres arriesgarte a que te
encuentre?
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