Page 221 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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enfundadas en sendos trajes de baño, rojo y de una
pieza el de Beth, azul pálido y de dos piezas el de
Catherine. Miró sus abultados senos cubiertos por
aquella tela fina y brillante.
—¡Oh!, tu madre ha cerrado la puerta con llave
—dijo—. ¿Por qué lo habrá hecho, Beth?
—Creo que no lo sé —repuso Beth.
—Se me había ocurrido que podíamos jugar al
croquet —dijo Catherine.
Beth se encogió de hombros con indiferencia.
—No sé —contestó.
—¿Está la llave en casa? —preguntó Catherine.
Otro encogimiento de hombros.
—No lo sé —dijo Beth.
—¡Oh! —repuso Catherine—. Bueno, entonces
juguemos a la pelota.
Scott se agachó sobre las cajas, y desde allí vio
cómo Catherine cogía la pelota roja y volvía a
tirársela a Beth. Hasta cinco minutos después no se
dio cuenta de que todo su cuerpo estaba rígido y
tenso, y que sólo esperaba que a Catherine se le
cayera la pelota y tuviera que inclinarse a recogerla.
Al darse cuenta, bajó de las cajas con torpeza y
volvió a la silla.
Se sentó con la respiración entrecortada,
tratando de no pensar en ello. ¿Qué diablos le
estaba ocurriendo? La muchacha debía tener
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