Page 227 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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inmediato remedio al incidente. Scott dejó caer la
cabeza hacia atrás hasta apoyarla en la pared. Hacía
fresco y la humedad era grande, pero sentía
ardientes oleadas de calor en las mejillas.
Cuando Catherine se hubo ido y cerrado la
puerta tras sí, Scott salió de su escondite. Dejó la
bolsa y el libro sobre la silla y permaneció inmóvil
junto a ella, con la sensación de tener todos los
músculos y articulaciones de su cuerpo hinchados
y calientes.
—No puedo —murmuró, sacudiendo la cabeza
lentamente—. No puedo. No puedo —no sabía con
exactitud a qué se refería, pero se daba cuenta de
que era algo importante.
—¿Cuántos años tiene esa muchacha? —
preguntó aquella noche, sin levantar siquiera los
ojos del libro, como si la pregunta se le hubiese
ocurrido en aquel momento y no revistiera ninguna
importancia para él.
—Creo que dieciséis —repuso Lou.
—¡Oh! —dijo él, como si ya se hubiese olvidado
de la razón que le impulsó a preguntarlo.
Dieciséis años. «Una edad de grandes
posibilidades». ¿Dónde había oído aquella frase?
Desechó la idea y se sentó encima de las cajas, como
un enano de minúsculas proporciones vestido con
un pelele de terciopelo, viendo estrellarse las gotas
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