Page 229 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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fervientemente. «Te estoy besando; estoy besando a
Catherine. Estoy besando la destilación de tus
cálidos y dulces labios. Es porque ella es más
pequeña que Lou; por eso me siento así».
Suspiró. Apoyó la botella vacía sobre sus
piernas. «Catherine se ha ido. A la salud de
Catherine. Dulce niña, ahora navegas por mis
venas, convertida en una mareante poción».
Se incorporó súbitamente y lanzó la botella
contra la pared con todas sus fuerzas. La botella
explotó, y centenares de fragmentos de vidrio
cayeron al suelo. Adiós, Catherine.
Clavó la mirada en la ventana. «¿Por qué tiene
que llover?», pensó. «¿Por qué?». ¿Por qué no hacía
sol, para que la hermosa muchacha lo tomara en el
patio y él pudiera contemplarla y anhelarla en
secreto, con enfermiza codicia?
No, tenía que llover: estaba escrito en las
estrellas.
Se sentó en el borde de la silla y balanceó las
piernas. En el piso superior no se oían pasos. ¿Qué
estaría haciendo? ¿Qué estaría haciendo la hermosa
muchacha? No, hermosa no… fea. ¿Qué estaría
haciendo la fea muchacha? Oh, ¿qué importancia
tenía que fuera hermosa o fea? ¿Qué estaría
haciendo la muchacha?
Contempló sus pies, que se balanceaban en el
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