Page 242 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
P. 242
desvanecieran las últimas oleadas de confusión. Su
estómago era una bolsa de aire.
No se midió; habría sido absurdo. Echó a andar
sin mirar ni a un lado ni a otro. Se dirigió hacia la
manguera con pasos vacilantes. ¿Por qué se había
dormido? «Por ninguna razón especial». Hacía frío.
Una luz gris y triste penetraba por las ventanas. El
catorce de marzo. Un nuevo día.
Tras una caminata de ochocientos metros, trepó
a la anilla metálica de la manguera y se internó en
el oscuro túnel, escuchando el eco de sus sandalias.
Las tiras de cordel resultaban demasiado holgadas
para sus pies, y la túnica se arrastraba pesadamente
por el suelo de goma.
Diez minutos de paseo a lo largo del tortuoso
laberinto le llevaron al agua. Se agachó y empezó a
beber. Le dolía la garganta al tragar, pero estaba
demasiado contento por disponer de agua para que
eso le importara.
Mientras bebía, se vio a sí mismo aguantando
una manguera muy parecida a aquélla, llevándola
al jardín, conectándola al grifo y regando el césped
con un reluciente chorro de agua. Ahora estaba
agachado dentro de una manguera semejante, su
tamaño era inferior a un quinto de su diámetro y
bebía con una mano no más grande que un grano
de sal. La visión se desvaneció. Su tamaño ya le
242

