Page 245 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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Siguió  paseando  de  un  lado  a  otro.  ¿Qué


            significaba  su  decisión?  En  realidad  ya  lo  sabía,


            pero  tenía  miedo  de  ahondar  en  ello.  En  vez  de


            hacerlo, se deslizó hacia la gigantesca caja de cartón


            que se alzaba debajo del depósito de combustible,


            sabiendo  lo  que  debía  hacer;  sabiendo  que  lo


            haría… o perecería.



                   Se detuvo frente a la enorme masa de la caja. En


            cierta ocasión, él mismo había roto una esquina de


            un  puntapié.  En  aquel  momento  fue  un  acto  de


            rabia,  una  frustración  convertida  en  verdadera


            furia. ¡Qué extraño resultaba que un antiguo acceso


            de  rabia  simplificara  ahora  las  cosas  para  él!


            Aquello le había salvado la vida más de una vez.


                   ¿Acaso  no  había  obtenido  dos  dedales  de


            aquella caja, uno para debajo del depósito de agua,



            y otro para debajo del escape del calentador? ¿No


            había obtenido la tela para su túnica de esa misma


            caja? ¿No había obtenido allí el hilo que le permitió


            llegar a la superficie de la mesa de mimbre, y coger


            las galletas? Finalmente, ¿no había ahuyentado allí


            mismo a la araña, descubriendo con asombro que


            podía  luchar  eficazmente  contra  su  horrible



            negrura de siete patas?


                   Sí, todo esto era verdad.  Y había sido posible


            porque, un día ya muy lejano, se dejó invadir por


            un deseo terrible y abrió de un puntapié la esquina






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