Page 26 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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coger las galletas.


                   Un súbito rugido le hizo dar un salto y volverse


            rápidamente,  con  el  corazón  latiéndole  con  gran


            fuerza.  No  era  más  que  la  estufa  que  volvía  a


            encenderse, haciendo temblar el suelo bajo sus pies


            y  enviando  entumecedoras  vibraciones a lo largo


            de sus piernas. Tragó saliva con esfuerzo. Era como



            si  viviera  en  la  jungla,  donde  cada  sonido


            constituye una advertencia de muerte.


                   Estaba oscureciendo demasiado. El sótano era


            un lugar aterrador cuando se hallaba a oscuras. Se


            apresuró por la helada extensión, estremeciéndose


            bajo  la  túnica  que  se  había  hecho  metiendo  la


            cabeza  en  el  agujero  de  un  pedazo  de  tela,


            desgarrando  los  bordes  en  tiras  y  atándolas  con


            nudos. La ropa que llevaba cuando bajó al sótano



            yacía  en  sucios  montones  junto  al  calentador  de


            agua.  La  había  llevado  el  mayor  tiempo  posible,


            enrollando las mangas y los puños y apretando el


            cinturón,  y  no  la  desechó  hasta  que  su  enorme


            volumen  empezó  a  entorpecer  sus  movimientos.


            Entonces  se  había  confeccionado  aquella  túnica.


            Ahora  siempre  tenía  frío,  excepto  cuando  estaba



            debajo del calentador de agua.


                   Comenzó                   a        andar              con           nerviosismo,


            repentinamente  ansioso  de  encontrarse  fuera  del


            oscuro  suelo.  Su  mirada  voló  un  momento  al






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