Page 293 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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el conjunto de todas las ansiedades, inseguridades


            y  temores  de  su  vida  en  la  forma  de  un  cuerpo


            repugnante y negro como la noche.


                   Antes  de  iniciar  la  siguiente  etapa  de  la


            ascensión  tenía  que  doblar  nuevamente  el  alfiler.


            No le gustaba la forma en que se abría bajo su peso.


            ¿Y  si  acababa  de  abrirse  totalmente  mientras  él



            estaba suspendido en el espacio?


                   «No se abrirá», se dijo, mientras introducía la


            punta en la juntura entre el brazo y la pata de la silla


            y volvía a doblarlo. Así.


                   Lanzó  el  gancho  hacia  arriba  y  logró  que


            quedara  fijo  en  el  aro  de  croquet.  Después  de


            comprobar su firmeza por medio de varios tirones,


            se dispuso a comenzar la ascensión hacia el aro. Al


            cabo de dos minutos, se encontraba agarrado a la



            suave superficie metálica.


                   Tardó  largo  rato  en  escalar  su  fría  y  curvada


            superficie.  El  peso  del  hilo,  el  gancho  y  la  lanza


            dificultaron  su  ascensión;  estaba  demasiado  lejos


            para tirar las tres cosas sin arriesgarse a perderlas.


                   Perdió  el  equilibrio  una  y  otra  vez,  rodando


            hasta  la  parte  inferior  del  aro  y  agarrándose



            desesperadamente a él, con el corazón a punto de


            estallar.  Cada  vez  le  costó  más  enderezarse.


            Finalmente, cuando estaba a punto de alcanzar el


            término  de  la  ascensión,  se  quedó  debajo,






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