Page 291 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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suspendido en el espacio. Ahora podría aprovechar


            ese aro.


                   Tras  recobrar  el  aliento  y  beber  unas  cuantas


            gotas de agua, se levantó y se dispuso a completar


            la próxima etapa de la ascensión, que tenia como


            meta el brazo superior de la silla.


                   No  sería  demasiado  difícil.  Regularmente



            espaciados sobre los tres tablones que constituían el


            respaldo  de  la  silla,  había  varios  listoncillos  de


            refuerzo.  Sólo  tenía  que  lanzar  el  gancho  hacia


            arriba,  atorarlo  en  el  primero  de  estos  listones,


            trepar  a  él,  lanzar  el  gancho  al  segundo  listón,


            trepar a él, y así sucesivamente.


                   Empezó a lanzar el gancho. A la cuarta tentativa


            logró que quedara fijo y, tras cargarse la lanza a la


            espalda, trepó al primer listón.



                   Una  hora  después,  cuando  llegó  al  listón


            superior, el alfiler que le servía de gancho estaba


            recto. Lo lanzó sobre el brazo de la silla, trepó hasta


            allí y se acostó, respirando trabajosamente. «Dios


            mío,  ¡qué  cansado  estoy!»,  pensó.  Contempló  la


            vasta extensión que acababa de escalar, y no pudo


            evitar pensar que en otro tiempo su espalda había



            cubierto aquella zona por completo. En otro tiempo


            había podido llevar aquella silla a cuestas.


                   Volvió a tenderse de espaldas. Por lo menos, el


            cansancio le impedía pensar. Normalmente, habría






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