Page 67 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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Él dejó que el aire se escapara lentamente de sus
pulmones.
—Supongo que… sería bastante grotesco, de
todos modos —dijo, tratando de parecer
indiferente—. Tal como me lo imagino, sería
como…
—Cariño, por favor… —no le dejó terminar—.
Estás haciéndolo peor de lo que es.
—Mírame —dijo él—. ¿Cómo podría ser peor?
—Scott… Oh, Scott —apretó la mano contra su
mejilla—. ¡Si pudiera decirte algo que te hiciese
sentir mejor!
Él no la miró, incapaz de ver sus ojos.
—No es culpa tuya —dijo.
—¡Oh!, ¿por qué no llaman? ¿Por qué no lo
encuentran?
Fue entonces cuando él comprendió que su
deseo era imposible. Había sido un tonto, incluso al
pensarlo.
—Abrázame, Scott… —pidió ella.
Permaneció inmóvil unos segundos, con la
barbilla hacia abajo, y en sus ojos una mirada
inexpresiva que ocultara la máscara de derrota que
era su rostro. Entonces alzó la mano derecha y la
deslizó por la espalda de ella; le pareció como si la
mano no fuera a alcanzar nunca el otro lado. Los
músculos de su estómago se contrajeron
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