Page 68 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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lentamente. Hubiese querido levantarse del sofá y
alejarse de allí. Se sentía pequeño y absurdo al lado
de ella, un ridículo enanito que planeaba el modo
de seducir a una mujer normal. Se mantuvo rígido,
sintiendo el calor de su cuerpo a través de la seda.
Y hubiese preferido morir antes que decirle que el
peso del brazo de ella sobre sus hombros empezaba
a hacerle daño.
—Podríamos… arreglarlo —sugirió ella, con
una voz diferente—. Podríamos…
Él meneó la cabeza de un lado a otro con
movimientos irregulares, como si buscara una
escapatoria.
—¡Oh!, basta ya, ¿quieres? Déjalo correr.
Olvídalo. He sido un tonto al…
Retiró la mano derecha y se agarró con fuerza
los nudillos de la mano izquierda. Apretó hasta que
sintió dolor.
—Déjalo correr —dijo—. Déjalo correr.
—Cariño, no lo digo por parecer agradable —
protestó ella—. ¿No crees que yo…?
—¡No, no lo creo! —contestó bruscamente él—.
Y tú tampoco.
—Scott, comprendo que estés dolido, pero…
—Olvídalo, por favor.
Tenía los ojos cerrados y pronunció estas
palabras en voz baja, a modo de aviso, soltándolas
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