Page 63 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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—¿Quieres que vaya a buscártelo? —preguntó


            ella.


                   —¡No!


                   Alzó  la  cabeza  de  su  hombro  y  la  dejó  caer


            pesadamente  sobre  un  almohadón,  fijando  la


            mirada  en  el  vacío.  Era  una  estancia  poco


            hospitalaria. Sus muebles seguían en Los Angeles y



            utilizaban los desechos del desván de Marty. Una


            habitación deprimente, con las paredes de un color


            verde  oscuro,  desprovistas  de  cuadros,  una  sola


            ventana  con  feas  cortinas  de  papel,  y  una


            alfombrilla gastada y descolorida que cubría parte


            del rayado suelo.


                   —¿Qué te pasa, cariño? —inquirió ella.


                   —Nada.


                   —¿He hecho algo malo?



                   —No.


                   —Entonces, ¿de qué se trata?


                   —No es nada, ya te lo he dicho.


                   —De acuerdo —repuso ella serenamente.


                   ¿Es que no se daba cuenta? Claro que para ella


            era  una  tortura  vivir  con  aquella  tremenda


            ansiedad,  en  la  continua  espera  de  una  llamada



            telefónica del Centro, un telegrama, una carta que


            le devolviera la esperanza y que nunca llegaba. Sin


            embargo…


                   Volvió  a  contemplar  su  hermoso  cuerpo,






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